Descripción
Jesús, no sólo hizo el bien a las almas, sino que se preocupó por las necesidades corporales y cuidó especialmente de la salud de los enfermos. La Iglesia continúa esta misión y, cuando uno de sus hijos es herido por la enfermedad, envía a uno de sus Ministros para que ore por él.
Cuando llega la muerte el alma se aleja del cuerpo y entra en la Eternidad. Confiados en la Misericordia Divina esperamos que el ser querido se haya salvado, pero como no lo sabemos con certeza, a nosotros nos toca encomendarlo al Señor, en virtud de la comunión de todo el Cuerpo místico.
Autor: Equipo Editorial
Tamaño: 8.5 cms x 15 cms
Páginas: 120
Editorial: Fundación Jesús de la Misericordia